A la pregunta de que hacia hace 30 años, no es fácil contestar, ¡han pasado 30 años!, media vida de cualquier persona, por lo tanto hay recuerdos que han sido olvidados, siendo reemplazados por sensaciones, que son difíciles de describir, ya que estas dependen del estado de ánimo y del momento en que las recuerdas, pretendiendo describirlas, pero vamos a intentarlo.
Hay que empezar fijando, que el 23F, también es mi cumpleaños, lo digo para ir definiendo el marco de la historia.
Otro dato para mi importante, es que hice «la guerra», en una de las unidades que esa noche salieron a ocupar Valencia, en concreto en el Batallón de Carros situado en Bétera y perteneciente al Regimiento mixto de Infantería Vizcaya 21, por lo tanto había una cierta conexión mental con aquellos soldados de reemplazo que tripulaban los Carros de Combate que yo había conducido hasta Agosto del 79, me ponía en su piel y esta se me erizaba ante la decisión de participar en una acción ilegal que nadie podía prever como terminaría, miedo, zozobra, dudas, ansiedad. Un Carro de Combate cargado con todo su armamento es una herramienta terrible dentro de una ciudad, enfrentado a ciudadanos desarmados. Este pensamiento me aterró toda la noche, toda vía hoy me da escalofrío pensar que yo mismo puede estar conduciendo una de esas temibles máquinas de muerte y destrucción.
En definitiva esa tarde estaba en la Facultad de Informática, Politécnico de Vallecas, en clase, sinceramente no nos enteramos de nada, solo cuando llegue a casa y mi mujer me soltó de golpe, «intento de golpe de estado, la guardia civil han entrado en el Congreso y han secuestrado a los diputados, hubo tiros», no me lo podía creer, a la mente me vinieron las consecuencias terribles para miles de personas y para el país en su conjunto, toda Europa volvería a vernos como los cavernícola que parecíamos, confirmando que Europa comenzaba en los Pirineos. Fue un choque emocional tan fuerte, que hoy esa sensación todavía esta viva. A continuación vino la vigilia, pendientes de la TV, radio, tranquilizando a la familia, zozobra por como podía terminar y no sabiendo muy bien que hacer, si es que se podía hacer algo. Seguimos las intervenciones, escuchando los acontecimientos en la SER, nos asustamos cuando el ex-comandante Ricardo Pardos Zancada entro con una compañía de la Policía Militar en el Congreso, no entendiendo como se les dejaba entrar para sumarse a los sediciosos. Esperamos con impaciencia la intervención del Rey. Cuando esta se produjo respiramos mas tranquilos, aunque no teníamos la seguridad de que la situación estuviera controlada. Entre unas noticias y otras, eramos conscientes de que la falta de noticias era la mejor de las señales, decidimos irnos a la cama, con la esperanza de que al día siguiente, del que poco faltaba, la situación hubiera sido controlada y los sediciosos detenidos y encarcelados.
Emilio Díaz Ramírez